lunes, julio 23, 2007

SOBRE LA DOMINACIÓN Y LA SUMISIÓN (EXTRAÍDO DE LA RED)




























































A CONTINUACIÓN TRANSCRIBO UNA BUENA EXPOSICIÓN SOBRE LA DOMINACIÓN Y LA SUMISIÓN QUE ME HA PARECIDO MUY INTERESANTE. PROVIENE DE LA PÁGINA WEB http://www.ecstagony.com/, Y RESULTA MUY DIDÁCTICA PARA TODAS LAS PERSONAS QUE DESEEN SABER Y APRENDER SOBRE EL BDSM.

Los juegos de BDSM no son acerca de dolor y humillación, ni siquiera de sexo (aunque puedan incluir ambos) sino acerca de un intercambio de poder. Desde luego, para que un intercambio de poder sea posible debe haber por lo menos dos participantes. BDSM no es para solitarios.En esos juegos de intercambio de poder hay dos roles: uno va a representar el dominante, el que recibe el poder, da las órdenes y propina los castigos, y el otro el sumiso, el que entrega el poder, el que va a ser mandado y castigado. Estos papeles son interpretados por hombres y mujeres en similares porcentajes.

No es verdad que las mujeres son sumisas y los hombres dominantes.Por la forma en que nuestra civilización se desarrolló todos estamos familiarizados con los roles de dominante y dominado. En toda la historia hubo reyes y nobles y gente común, señores y siervos, amos y esclavos, el conquistador y el conquistado. Los roles tradicionales de padres e hijos y esposo y esposa eran de este tipo. Durante la mayor parte de la historia fue así la relación entre los sacerdotes y su congregación, como lo es aún en algunos grupos culturales. Y aún ahora, en las democracias, con leyes y Constituciones, es la relación entre el gobierno y los ciudadanos en cuanto los funcionarios pueden salirse con la suya, aún cuando signifique invertir los roles legales, en los cuales los ciudadanos se supone que están al mando.

Así que cualquiera puede entender por qué alguien puede encontrar satisfacción en ser el dominante, ya que ellos tuvieron a lo largo de la historia todos los beneficios, pero pocos fuera de BDSM pueden entender porque alguien puede querer ser un sumiso, el que es usado y abusado. La diferencia entre BDSM y al vida real es que en la vida real los roles nunca son consensuados. Los que están al mando lo están porque tienen la fuerza, ya sea mejores armas, mayor fuerza física, los deseos supuestos de Dios, o los votos de la gente (aún cuando traicionen sus expectativas) y pueden usar ese poder para su sola satisfacción. En BDSM el dominante obtiene su poder sobre el sumiso porque el sumiso se lo otorga. El sumiso da su consentimiento para ceder el control al dominante. Y da su consentimiento porque disfruta siendo sometido.

La idea de consentimiento es fundamental para entender BDSM. No sólo es la diferencia entre los roles usuales de dominante y dominado y nuestras fantasías, sino también la diferencia entre los juegos de BDSM y el abuso. En la vida real, tal como en los personajes de sádico y masoquista como los ve la psicología, el dominante es el jugador activo, que puede hacer casi lo que quiera, con pocas restricciones, para obtener su satisfacción. El dominado es pasivo, teniendo que aceptar y sufrir lo que quiera el dominante, porque no tiene otra opción. No para nosotros.

Los dos roles son activos, ambos están buscando obtener lo que quieren del juego. Durante la negociación antes de una escena los dos cooperan en fijar las reglas y los límites y el sumiso da su opinión respecto a como se debe representar la escena, que le gusta y que no le gusta, que quiere y que no quiere, y que espera obtener del juego. Aún durante la escena a menudo el sumiso da indicaciones (que a veces parecen órdenes, en lo que se llama “topping from the bottom”, mandar desde abajo) acerca de que le debe hacer o no el dominante. Y siempre tiene la palabra de seguridad, por si el juego le parece demasiado exigente. Así que, lejos de ser usado para la satisfacción del dominante, el sumiso está disfrutando el juego, a menudo usando al dominante para su satisfacción. Y en última instancia es el sumiso, no el dominante, quien tiene el control, el que va a aceptar o no lo que se le puede hacer, no importa que quiere el dominante.

Usualmente es más fácil para un sumiso obtener lo que quiere, ya que es más fácil convencer a alguien de que le haga a uno algo, aún si no le gusta, que convencer a alguien de que se deje hacer algo que no le divierte. Es más fácil, por ejemplo convencer a alguien de que le dé a uno una paliza, aun si no es lo suyo, que convencer a alguien que no disfruta de ello de que se deje pegar.

De acuerdo, un “dominante reacio”, que representa su rol como un favor al sumiso, no es lo mismo que un dominante real, porque aún si puede hacer los gestos no va a dominar de la forma en que el sumiso desea ser dominado, pero al menos es algo, y la imaginación del sumiso puede, hasta cierto punto, proveer lo que falta. En un juego consensuado no puede haber un “sumiso reacio”, porque no se puede presionar a alguien para que se someta. Estaría muy cerca de ser abuso.

¿Qué obtiene el dominante de su papel? Lo que Ud. sospecha. Es bueno ser el amo, tener a alguien en sus manos, es bueno ver la derrota en su rostro, sus ojos llorosos, hacer lo que uno quiere por algún tiempo. En una pareja con relación cercana, es bueno sentir la confianza del otro, la responsabilidad de cuidar al otro. Nunca se siente uno más cerca de su pareja que cuando la tiene en sus manos, aceptando el sufrimiento y la humillación como un regalo para uno.Pero no se puede abusar de otra persona,por lo que uno debe encontrar alguien que disfrute del rol complementario. Para un sádico real el consentimiento y el hecho de que el otro está disfrutando arruinarían el placer.

¿Por qué un sumiso acepta ceder el poder? Porque mucha gente disfruta, de cuando en cuando y bajo condiciones estrictamente limitadas, de renunciar a la carga de la responsabilidad. Por un momento, uno no es responsable de lo que está ocurriendo, puede dejarse llevar y guiar. No necesita decidir; el dominante lo hará por Ud. No necesita pensar, sólo obedecer. Para adultos modernos como nosotros, hombres o mujeres, que deben estar siempre en control y tienen muchas responsabilidades, someterse puede sentirse como un regreso a la despreocupación de la niñez, cuando alguien lo cuidaba y decidía por Ud. (y a veces lo castigaba). Y retornar a la infancia es un sueño que sólo se puede cumplir en la fantasía. También está la alegría de darse Ud. mismo como regalo para el placer del otro, confiando en que el otro no lo va a lastimar, sino que va a hacer lo que Ud. disfruta, el placer de recibir al otro como regalo, saber que confían en Ud. Para la gente a la que esto le gusta es la verdadera expresión del “soy tuyo” y “eres mío” al nivel más profundo. Así que, lejos de uno obtener el placer abusando el otro, ambos obtienen el placer de una experiencia compartida. Y de eso se trata BDSM.

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