martes, mayo 22, 2007

LA LLEGADA A CASA (RELATO DE LA WEB)





















































































































































































































































































Al llegar a casa y abrir la puerta casi me da infarto, ella se encontraba en la entrada, vestida con botas de tacón de aguja, corpiño blanco realzando su busto y su fusta entre la manos.
- Buenas tardes esclavo-Me dijo con una sonrisa.
- Buenas tardes- Balbuceé tímidamente

- Has perdido las buenas costumbres;¿que debes decir?

- Perdón, buenas tardes ama.

- Eso te va a costar diez azotes, sabes que no puedes dudar

- Perdón, eso no volverá a ocurrir.

- Veinte más, y ya van treinta, pero que esclavo más díscolo tengo. Ahora desnúdate por completo aquí en la entrada

- Veinte más por dudar y veinte más por protestar- y ahora si me miró con furia y enfadada.

- Y ya tenemos 70.

Me desnudé deprisa , dejando extendida toda la ropa por la entrada.

-Arrodíllate y pide disculpas a tu ama.

Me arrodille y le pedí perdón.

-Bien así me gusta. Pero vas a tener tu castigo por haber sido tan poco considerado con tu ama. Sígueme a cuatro patas como perrito mío que eres. Nos dirigimos al salón, allí me hizo levantarme. Me tomó por la mano y me dirigió a la mesa grande de la estancia. En ella hizo que me doblara por la cintura, apoyando mi pecho sobre el cristal.

-Extiende las manos.

Obedecí, y mis manos fueron atadas a las patas de la mesa, en extremos opuesto, quedando de esta forma mis nalgas totalmente expuestas, y yo sin poder moverme.

-Has sido malo, y tu ama te tenía con toda la ilusión un regalito preparado, niño malo.

Dicho esto, con su fusta comenzó a descargar azotes en mis nalgas, uno en una y en siguiente azote en la otra, siempre lo hace así, comienza suave y termina descargando unos muy fuertes al final, pero hoy, supongo que por mi desobediencia y el disgusto que le había causado, eran fuertes todos. Me ardía el culo enormemente en cada descarga.

-Cuenta tú- me ordenó.

Zasss.....-Diez...Zaassss...-Once...

De esta forma sufrí el castigo por mi desobediencia, mi trasero quedo completamente rojo y trazado de surcos por los golpes de su fusta. Me liberó entonces.

Levántate y gírate hacia mí. Obedecí rápidamente, puesto que el calor y mi trasero dolorido me recordaba en todo momento cuáles podían ser las consecuencias si no obedecía próntamente. Me puse frente a ella. Entonces me mostró algo.

-Vas a llevar esto siempre que estés en casa. Era como una cinturón pequeño de cuero; lo tomo y lo colocó en la base de mi pene y lo apretó con fuerza, éste y los testículos quedaron levantados hacia arriba

-Hummm... así me gusta, todo levantadito.-

Entonces cogió una cadena y la enganchó a pequeño cinturón.

-¿Ves? como perrito que eres ya tienes tu cadena; y ahora sígueme. Tiró de la cadena hacia ella. Yo al sentir el tirón no pude hacer nada más que seguirla a cuatro patas.Me llevó a la cocina; todo estaba preparado para comer.

-Y ahora, vamos a comer. Siéntate.

Acaté sus ordenes, no quería volverla a enfadar. Yo desnudo ante ella comencé a comer, mientras ella de vez en cuando daba pequeños tirones a la cadena y me daba ciertas indicaciones.

-A partir de ahora, nada más entrar en casa debes desnudarte, e inmediatamente que estés desnudo, te dirigirás donde yo esté; y de rodillas te ofrecerás a mí. Acto seguido me pedirás permiso e iras a colocarte del collar de perrito que tienes puesto ahora.

-Sí mi ama.

Terminamos de comer, mi pene estaba completamente erecto.

-Te tenía preparada una sorpresa, pero tu llegada me ha enfadado. Ahora tan sólo quiero descansar; vamos a echarnos una siesta en la cama.

Tiró lo de la cadena y yo volvía seguirla a cuatro patas por toda la casa, pero al ir a acostarme con elle me dijo

-¿Pero qué haces? Los perritos se tumban al borde de la cama de sus dueños, nunca en ella.

-Túmbate ahí- dijo indicándome el suelo. Me tumbé en la alfombra mientras ella se introducía en la cama.
-Buen perrito, así me gusta, que seas obediente- ,y dio un ligero tirón a la cadena.

-Quiero que me despiertes a la 5 menos cuarto; quiero ir hoy al gimnasio. Procura que sea así, si no el castigo será terrible. Ella se durmió rápidamente, y yo me quedé despierto tumbado en la alfombra mirando casi cada cinco minutos el reloj, con temor a que se pasase la hora que me había indicado.

Cuando llego la hora, la desperté suavemente, como sé que le gusta.

-Humm.......- Gemía mientras acariciaba su cuerpo. Comencé a besarla en la espalda, en la nuca, y a morder ligeramente sus orejas. Ella, dio un tirón a la cadena y dijo

-Sigue por todo mi cuerpo-. Obedecí. Mis manos y mi boca comenzaron a recorrer todo su cuerpo, acaricié y besé su espalda, su grupa, me deslicé por sus piernas, me dirigí a sus tobillos, acariciándolos suavemente y besándolos. Luego sus pies fueron adorados por mi boca y por mi lengua. Ella comenzó a gemir de placer, dio un tirón a la cadena que interpreté como aprobación y comencé a subir por sus piernas, hasta su trasero. Ella lo levantó invitándome a seguir, introduje mi lengua en la línea que separaban sus nalgas, comencé a lamer su ano; ella se abrió más, puesto que le encanta le bese y lama e introduzca mi lengua en su culo. Meneaba su orificio en busca de más placer y de que mi lengua se introdujese más adentro.

Transcurrido un tiempo, se giró y me ofreció su vulva. Yo comencé a lamer con verdadero placer; estaba empapada. Sus jugos fluían anunciándome que lo estaba haciendo bien.

- Y ahora ven, quiero follarte

-Obedecí a su mandato e introduje mi pene lentamente en ella

-Ahgggggg, que placer, me estás dando.

Realicé todos los movimientos que sé más le gustaban. Quería pedirle perdón de esa forma.

-Ahhhh! Cabronazo, cómo sabes lo que me gusta.

-Ah, pero te prohíbo que te corras.

Obedecí sus ordenes, me dediqué por completo a la búsqueda de su placer, para demostrar la adoración que sentía por mi ama. Se lanzó en un orgasmo gigante y placentero que procuré fuese lo más largo posible. Ella cerró los ojos y se dejó llevar por el placer que procedía de su interior.

Yo hacía verdaderos esfuerzos por no correrme con en fín de obedecerla, pero su orgasmo acababa de encadenarse en otro, y éste era también largo. Sin querer no pude contenerme y yo tuve también otro orgasmo. Al final me derrumbe a su lado, agotado por completo.

-Humm, ha sido genial, esclavo. Aunque no me has obedecido. Te has corrido, niño malo.

-No pude ama, lo siento..

-Bueno, no tendrás azotes, ya que el placer que me has dado ha sido fenomenal; pero otro castigo ya te daré yo a ti. Pero ahora me tengo que ir al gimnasio. No te levantes de la cama. Ella, en cambio, se levantó, al momento y vino con algo.

-Ponte en cruz y date la vuelta.

-¿Qué?-

-Veinte azotes.

Obedecí al instante, me di la vuelta y me coloqué en cruz. Primero mis manos fueron atadas a los extremos de la cama y después mis pies.

-No me obedeciste. Te has corrido, y eso no queda sin castigo.

-Pero fue sin querer.

-Veinte azotes mas.
-Pero fue sin querer, ama. No me podía aguantar.

-Eso no me vale de disculpa.

En ese momento ella me vendó los ojos, no podía ver nada.

La oía moverse por la habitación. De pronto, sentí como algo rozaba mi ano, y uno de sus dilatadores favoritos comenzó a introducirse en mí. En un instante mi ano quedó lleno por ese objeto. Luego sentí que algo se acercaba a mi boca.

-Éste, como notarás enseguida, es mi vibrador favorito. Abre la boca.

Obedecí, abrí la boca e introdujo el vibrador en ella.

-Te permito descansar de ves en cuado, pero cuando vuelva, deberá estar perfectamente ensalivado por si me apetece usarlo, de acuerdo?

Asentí, pero de repente sus palabras empezaron a tomar forma en mi mente, ¿me iba a dejar atado mientras se iba durante una hora y media?.

Pero no me dio tiempo a más. Su fusta comenzó a descargar los cuarenta azotes con los que había sido castigado por no pronunciar la palabra ama al dirigirme a ella. Estos descargaban con fuerza, uno en cada nalga y otro en el ]dilatador, el cual golpeaba mi ano en su interior. Eran fuertes, como nunca los había dado.

-Ahora me voy al gimnasio, espero que pases una hora y media pensando en tu desobediencia.

Noté cómo se alejaba y oí la puerta de la calle al cerrarse.

Estaba allí atado, indefenso sin poder hacer nada, a mayores no podía ver, aunque aquello que podía ver tumbado tampoco era mucho. Además todos mis orificios estaban llenos, transcurridos unos minutos abrí la boca que ya me dolían las mandíbulas y dejé salir el vibrador. Éste cayó sobre mi hombro. Mi ano estaba completamente abierto. Recordé sus ordenes y con un movimiento del hombro volví a introducir el vibrador en mi boca. Y Eso fue todo lo que pude hacer durante esa hora y media. Notaba que cuanto más tiempo transcurría en esa situación, mayor iba siendo mi erección. Creo que me estaba excitando el saber que pronto volvería y vería como había cumplido sus órdenes.

Se escuchó la puerta abrirse, oí sus pasos dirigirse a la habitación.

-Hola esclavo, veo que estás cumpliendo mis ordenes.

De pronto la fusta volvió a surcar mis nalgas.

-Esto es simplemente como recordatorio.

Noté cómo se acerba a mí y sacó el vibrador de mi boca.

-Huy!! Pero si está empapadito, y eso sería un desperdicio. A mis oídos llegó el ronroneo inconfundible del juguete encendido. Ella de sentó encima de mí, sobre mi culo. Comenzó a juguetear con el vibrador en su vagina; estaba empapaba, puesto que notaba como sus jugos comenzaban a fluir por mi trasero.

-Ahhh, qué empapadito está. Veo que me lo has preparado bien. Comenzó a moverse cada vez más mientras yo notaba cómo sus fluidos se deslizaban por mi cuerpo. De pronto, de un tirón, retiró el dilatador que estaba en mi ano y me introdujo de un solo golpe el vibrador que hasta hacía unos momentos estaba dentro de ella. Éste se deslizó sin mayor problema, debido a la dilatación y a la cantidad de jugos de los que estaba impregnado. Entonces empezó a saltar sobre mi culo al tiempo que introducía y sacaba con fuerza el vibrador. Transcurrido unos momentos, y después de unos furiosos golpes del vibrador en mi ano me liberó de las ataduras, me dio la vuelta, y se lanzó sobre mí, insertando de un solo golpe mi pene erecto en su empapada vagina.

Inició una galopada salvaje, un sube y baja que producía un golpeteo frenético en el mis testículos que se mezclaban con los jugos que emanaban de ella.Yo, liberado entonces de las ataduras de mis manos, comencé a acariciar sus senos, que subían y bajaban al compás del movimiento de su cuerpo. Noté como su orgasmo comenzaba a fluir anegándola de placer. Me atreví a pedir el mío tímidamente, y ella me lo concedió. En ese momento me dejé llevar por sus movimientos acompañándola en sus gemidos y suspiros de placer. Al final, nuestros cuerpos sudorosos y empapados en fluidos corporales, se derrumbaron sobre la cama.

-Humm, ha sido muy satisfactorio, esclavo, te has portado bien.

-Gracias ama.

- Mañana tengo que ir al gimnasio otra vez.

La miré con cara de asustado, pero el ver su rostro, no me quedó la menor duda, de cómo pasaría yo la hora y media que ella estaría en el gimnasio.

SIERVO POR UN DÍA (HISTORIA DE LA RED)



















































































































































































































































































































SIERVO POR UN DÍA


Hola, que tal amigos?, me llamo Nancy; y les escribo para contarles esta historia que sucedió en la ciudad de Buenos Aires. Junto con mi novio, después de navegar durante mucho tiempo en la red, decidimos hacer una fantasía realidad, la de ser mi esclavo por un día. Pero se nos fue de las manos y todo terminó en un estilo de vida.

Lo sucedido comenzó con la historia que voy a contarles. Después de una pelea por una escena de celos que me hizo en un boliche nos dirigimos a nuestra casa y en el medio de la pelea lo único que se me pasaba por la cabeza era golpearlo y humillarlo ya que me había hecho pasar un papelón. En eso que se me ocurre decirle que me pida perdón, y él, contra todo los pronóstico, lo hace. Pero yo no estaba conforme; y le digo que lo haga de rodillas. El muy tonto lo hace.

Entonces mi cabeza empezó a pervertirse y a trabajar con mi ego feminista; y le digo. SI QUIERES QUE TE PERDONE DEBERÁS BESARME LOS PIES Y HACER TODO LO QUE TE DIGA. El muy idiota lo hace con mucha satisfacción, ya que se le notaba una erección terrible. Le informo que nos íbamos a dormir y que al otro día empezaría su castigo, y que esa noche debería dormir en el suelo, ya que a partir de ese día sería mi siervo.

A l otro día me despierto y mi perro se encontraba en el suelo. Le ordeno que me traiga el desayuno a la cama y que me masajeara los pies mientras disfrutaba mi desayuno. A terminar el mismo, me levante y mi siervo me trae la ropa para vestirme. Lo primero que hago es disfrutar este ritmo de vida, ya que mi siervo estaba totalmente entregado. Y LO IBA APROVECHAR AL 100%.

Le ordeno que se ponga a lavar la ropa a mano y a limpiar todos los pisos de la casa con un trapo muy pequeño. Mientras yo me dedicaba a hacer unas llamadas telefónicas a unas amigas y amigos para contarles lo sucedido. Después de humillarlo con ellos, lo llamo para que bese mis pies mientras veo la televisión y pienso lo que voy a hacer durante el día con mi siervo.

Lo primero fue vestirme de mujer fatal, ya que contábamos con todo ese tipo de ropa. Me puse mi corsé de vinylo, una campera de cuero larga hasta mis piernas, botas de charol con tacos aguja de unos 10 cm y un pantalón de vinylo. A él lo visto con unos bóxer elásticos y un collar de perro con su respectiva cadena. Lo primero que le ordené fue que dejara mis botas relucientes con su lengua, que lamiera la suela de las mismas, y no dejara de repetir que era su dueña y que lo perdonara por ser muy poco para mí. En respuesta agarro mi fusta y empiezo a castigarlo duramente mientras seguía en la posición de perro; lo pisoteo con mis tacos hasta que grita de dolor y el muy macho solamente daba unos pequeños gemidos lo cual me enfurecía cada vez mas y... sorpresa.

Suena el timbre y aparece un amigo al que había llamado anteriormente para contarle lo acontecido. Mientras nos sentábamos a la mesa le ordeno a mi perro que nos sirva café y se arrodille a besarme los pies mientras hablaba con mi amigo. Le propuse a éste que fuera el primero que lo hiciera cornudo, ya que yo hacía tiempo que estaba caliente y frita por él. Él no se opuso en lo mas mínimo, y empezamos a besarnos delante de mi perro, el cual seguía besando mis botas.

Lo primero que hago es agarrar la pija de mi amigo y empezar a chuparla, mientras mi siervo me lubricaba la concha para recibir ese hermoso pedazo. Mi amigo me empieza a follar en la mesa mientras mi siervo me lamía las botas. Luego hago que me chupe la concha. Y lo mejor fue cuando me lleno la concha de leche y yo no podía parar de acabar. Eran orgasmos interminables; no sé si por la situación, o por que mi amigo me folló de manera diferente a la que yo estaba acostumbrada.

Pero para contarles el por qué se nos fue de las manos, es porque después de unos meses quedé embarazada y , obviamente, no tengo la más remota idea de quién es el padre. Pero bueno, más adelante les contaré.

Espero que mi historia les haya gustado. Esto es, dolorosamente para mi novio, la pura verdad.


Autora: NANCY, DE BUENOS AIRES