martes, diciembre 25, 2007

LLEGÓ LA NAVIDAD
































































































































































































































































La navidad es una época en la que cada vez me gusta menos estar por las transitadas calles de la ciudad. Quizás sea demasiado barullo para que mi edad pueda soportarlo. Cada vez me gusta más estar en casa, bien sea viendo la tele, haciendo cositas en el ordenador o leyendo algún libro (aunque he de reconocer que ésto últimamente lo practico poco).


De las pocas cosas que me atraen de la calle en este tiempo es la vestimenta de las mujeres. Con el tiempo frío las féminas se ponen sus trajes mejor guardados. Hasta cuidan más el maquillaje; se vuelven más coquetas. El color negro domina mucho la vestimenta femenina.


Y, como siempre, y gracias Dios, destacan mucho las medias, las botas, y demás complementos que, para un fetichista como yo, suponen un pequeño oasis de sensualidad en este tiempo frenético de compras y compromisos.


¡Que pasemos todos una felicisísima Navidad!



domingo, diciembre 16, 2007

ADORACIÓN POR LOS PIES FEMENINOS (DE LA WEB)



































































Texto de "Carlos Apellidos" publicado y extraído del blog de "Ama Dominadora".



De vez en cuando necesito reflexionar sobre mi deseo natural de estar de rodillas ante una Mujer y besar sus Pies, lamerlos, adorarlos, ser pisado por ellos, etc.

Es universalmente aceptado el hecho de que se trata de un acto de sumisión y humillación del hombre hacia la Mujer. La sumisión de arrodillarse, de mostrarse dócil y obediente ante Ella, dispuesto a hacer lo que haga falta para proporcionarle placer. Por otro lado, la humillación de renunciar al orgullo propio a cambio del infinito placer de ser la alfombra masajeadora de los divinos Pies de una Mujer, hincar las rodillas en el suelo, mirar desde abajo a ese ser que es la Mujer y al que siempre queremos tener arriba, como nuestro superior, la Diosa, la Dueña.

Pero cuando entro en ese mundo imaginario de Diosas, genuflexiones y Pies de Mujer, siento que hay algo más que sexo en todo ello, que el sexo puede sustentar una sesión, si uno está suficientemente excitado, que el sexo siempre será parte, pero que en realidad es mucho más que eso, que el hombre manifiesta también amor, devoción, deseo de hacer "lo más grande y hermoso", la demostración más palpable y evidente de que Ella es lo máximo, lo más importante en su vida. Yo creo que es maravilloso encontrar alguien, una Mujer, en esta vida que entienda el amor así, que disfrute de la entrega de su hombre, de cómo él desea arrodillarse, obedecerla, besar sus Pies en cualquier situación, sin importar nada más. Sin necesidad de que los Pies de Ella hayan sido lavados con sales ni purificados con agua bendita... Vamos, que en el hombre no haya el más mínimo atisbo de duda, que su deseo opere con la certeza de un mecanismo de resorte, para hundir los labios y todo el rostro bajo los Pies de la Diosa, lamerlos aunque estén sudados o huelan, porque nada importa más que la demostración de infinita gratitud y amor incondicional.

Cuando uno tiene la oportunidad de estar bajo los Pies de una Mujer, aunque no sea dentro de una relación estable, no tiene necesidad de ese impulso sexual, porque todo lo que rodea la situación, esa humillación, esa entrega, ese honor de besar los Pies y lamerlos, son aspectos tan notables, que el sexo, que es tan importante, puede no estar presente y la situación sigue siendo sublime.

El sexo, entendido como la excitación sexual que tal vez se necesita para hacer depende qué cosas, no es algo imprescindible si el cometido es besar y lamer los Pies de una Mujer, o tener el rostro bajo ellos.El amor es el complemento ideal, la Mujer amada es sin duda alguna una Diosa, o mejor, la Diosa, de forma que todo lo que conlleva emocionalmente las situaciones descritas de besar, lamer, masajear o ser pisado, cobran todo su significado y plenitud en el marco de esa relación de verdadero amor.

Creo que las Mujeres que disfrutan del placer de pisar a los hombres, del placer de que laman y besen sus pies, etc, suelen ser Mujeres especialmente inteligentes, con un sentido del sexo, el amor y la relación, muy claros y lógicos, y muy probablemente, esa inteligencia en la vida las lleve a conseguir sus metas, en todo caso, siempre tendrán hombres suplicando por estar a sus pies y ser usados y humillados. Escribo esto, reflexiono, pero no me considero inferior cuando pienso en cuánto deseo besar los pies de una Mujer y estar de rodillas, lo que me siento es muy hombre y muy realizado; en realidad creo que el mayor orgullo de un hombre en esta vida es hacer muy feliz a una Mujer, si lo consigue, ése es el mayor logro, la fuerza interior que le sustentará en los momentos difíciles de la vida.

Finalmente, los Pies de la Mujer son una bendición cada vez que se posan en los labios de un hombre, cada vez que éste puede besarlos con infinito amor, lamerlos lentamente, sin ninguna prisa, dedicándoles cada instante de su vida, pensando sólo en la cara de Ella, su sonrisa de satisfacción y placer. Es una locura pero, si esto fuera así para todas las parejas, quizá habría mucha más felicidad en el mundo.


Es indudable que los pies están diseñados para caminar, pero quizá no sólo para ese fin. Es fácil percibir las infinitas connotaciones y sugerencias que transmiten los Pies de una Mujer cuando se muestran, cuando avanzan en posturas lentas y cargadas de una sensualidad increíble.

Pocas partes del cuerpo pueden moverse hacia posiciones tan artísticas y que tan bien reflejen la dominación y la posesión de otro ser. Los bellísimos Pies de Mujer expresan posesión cuando pisan al hombre que yace en el suelo, el cual no moverá un solo dedo mientras la Mujer no aparte sus Pies, mientras no deje de pisarlo. Tal vez al hombre no debiera estar permitido ni tocarlos, sólo debería poder acariciar los Pies de su Dueña con los labios, con la lengua. Pues sólo lamerlos y besarlos me parecen acciones que expresen la infinita sumisión del hombre a la Mujer.

Pero, del otro lado, la Mujer puede usar sus Pies de otros modos: pisar la cara de su siervo; taparle la nariz con ellos para que, al liberarlo, respire hondamente y trague hasta la última partícula de olor de los deliciosos Pies de su Diosa; introducirlos en la boca del esclavo, pues esa docilidad de abrir la boca y mantenerla abierta, con los Pies de Ella pisando la lengua y obligando a él a saborearlo, a tragar saliva impregnada del sabor de la humillación y la entrega, no es más que otra manera de mostrar devoción sincera. No hacen falta artilugios ni una gran puesta en escena para que tenga lugar la suprema entrega de estar bajo los Pies de la Mujer: por ejemplo, en una pareja convencional, donde ambos son conscientes de este deseo innato, Ella puede acostumbrarse a estar sentada en el sofá apoyando los Pies sobre él, haciéndole callar al tocar suavemente los labios de él con sus preciosos dedos de los Pies y disfrutar del silencio del hombre, que así de sumisamente paralizado escuchará todo lo que Ella desee exponer con tan sólo un dócil gesto de asentimiento, mientras en su mente masculina sólo puede pensar en cuánto ama a esa Mujer que le pisa los labios y que estaría así años y años, aceptando todo lo que Ella quiera, besándole los Pies, renunciando a sus ideas propias a cambio de la felicidad más grande y duradera a que un hombre puede aspirar.

Quizá nos avergüenza este deseo, porque aquí sin duda nos mostramos más vulnerables, pero es ahí donde el hombre demuestra cuan fuerte puede llegar a ser, cuando asume su condición de amante, de procurador de felicidad para su Diosa, para la Mujer que sólo espera de él que la haga infinítamente feliz por siempre jamás, que no busque sexo ni nada en concreto, que sólo desee amar, adorar, mostrar su entrega y devoción hacia la Reina de sus días, haciendo lo que Ella le ordene, estando de rodillas y besando o lamiendo los pies de Ella, pues sin duda, para un hombre que alcanza a lamer las plantas de los Pies de una Mujer podremos decir que está tocando el cielo con la punta de la lengua.

Y, finalmente, acabo aquí, de rodillas, sin ningún ánimo de incordiar, simplemente con la necesidad de expresar que no siento en mi corazón nada más profundo que este deseo de estar a los Pies de la Mujer, a los Pies de la Diosa.

Ya he demostrado que sé vivir sin el privilegio de besar y lamer los Pies a una Mujer, pero creo que también quedó claro que he nacido para adorarlos, para arrodillarme ante la Mujer, tener siempre sus divinos Pies sobre mi rostro, sobre mi pecho... quisiera lamerlos con infinito amor, con verdadero amor, dedicando cada instante de inspiración a saborear su olor, a dejarme invadir por su sabor, a rendirme a ellos, a estar donde me corresponde, de donde no puedo ni quiero escapar, porque tal vez reside en mi propia esencia el necesitar estar a los Pies de la Mujer.

Las palabras que escribo sólo pretenden ser lametones a las plantas de los Pies de la Diosa, la Diosa que sin duda alguna eres, la Mujer que todo lo merece, pues ese placer me vence y no puedo despojarme de estas cadenas, ya que son las cadenas del deseo las más fuertes. Pido perdón por desear, por adorar, por suplicar y, sobre todo, por amar.

No puedo otra cosa que estar enamorado de los Pies de la Mujer dominante e inteligente que goza viéndome tan indefenso y entregado. No necesito hacer el amor a la Diosa, ni usar jamás mi sexo en Ella, pues esa Mujer está sobre todo en mi mente y, desde ella me envía las señales que activan mi suerte y mi felicidad, sólo quiero hacer lo que Ella me ordene, sueño que con sus Pies me sostiene, henchido de placer, lamiendo sus plantas cada noche, desde que voy a dormir hasta que amanece. Quiero dormir a sus Pies siempre, que me pise la cara y me demuestre que es mi Dueña, mi Diosa y todo lo que Ella quiere, yo no quiero otra cosa que ser lo que Ella me ordene.