jueves, junio 19, 2008

MI DIVINA DIOSA (RELATO DE LA WEB)































































































































































































































































































































































































































































































































































Por Estuardo Mauricio" pastberm@hotmail.com


Mi Divina Diosa, una ves màs le agadezco a la vida por poder escribirle a un ser tan supremo como su divinidad, en esta ocaciòn me permito en viarle un relato y a la ves suplicarle, implorarle que se apiade de mi y me indicara como conseguir Material femdom, ya que aqui en Guatemala no encuentro nada. Atentamente, su perro esclavo que esta siempre a sus divinos pies. Divina Sara, este es un relato que salio de mi inmaginaciòn, comu ud. Ya sabe estoy solo y desesperado por lo que le imploro de rodillas su divina ayuda. RELATO.


DIVINA DIOSA

Soy una persona común y corriente, pero con una personalidad sumisa; pasaba mi tiempo en internet investigando sobre mi preferencia y excitación sobre la Dominación Femenina, pero nunca en mi vida había tenido una experiencia Real con una mujer de verdad y mis mejores orgasmos los tenía masturbando al imaginarme que era el esclavo de una bella Mujer. Pero hace aproximadamente tres meses, sucedió, me encontraba en un centro comercial, en el área de multirestaurantes, y accidentalmente tropecé y derramé mi refresco sobre una chica, de unos 25 años, delgada, morena, con el pelo negro muy bien cuidado y una belleza inusual en las mujeres de mi ciudad; vestida con una minifalda negra, y zapatos negros de tacón, ella al sentir el refresco inmediatamente se puso de pie y me dijo “imbécil, fíjate en lo que haces” y yo asustado exclamé –señorita discúlpeme no fue mi intención- ella contesto “es muy fácil decir eso idiota y ahora que voy a hacer este es mi uniforme de trabajo y no puedo presentarme así”

Yo me sentía mal por mi error y a la vez excitado al ver que se dirigía a mi como a un aminal, entonces se me ocurrío decirle, “señorita si gusta podría llevarla a su casa a cambiarle de ropa” ella contesto: “si es buena idea es lo menos que podrías hacer para compensar lo estúpido que eres” y salió caminando, y yo detrás de ella asustado por su altivez e imponencia, atravesó todo el centro comercial sin dirigirme la palabra y al llegar a la salida me dijo: “ve por el coche rápido” y yo temblando le contesté “Ssssi noo tarrdo”.

Fui a donde estaba el coche y mi pene ya casi explotaba de la excitación que me causaba su altivez y el tono de su voz al dirigirse a mi. Me detuve donde ella estaba y le abrí la puerta, se subió al auto sin decirme nada. Salimos del lugar y le pregunté hacia donde dirigirme y ella dijo “dirígite hacia la colina, en la cuarta casa” y así lo hice, durante el camino ella no dijo nada únicamente, cruzó su pierna y se quitó el zapato de su pie derecho y comenzó a darse masaje, era muy notorio que estaba cansada, entonces le dije: “no sabe lo mal que me siento por mi estupidez, si pudiera hacer algo por Ud., lo que sea créame que lo haría con tal de evitarle esta incomodidad”, “no creo que un tipo con una pinta de imbécil pueda servirme para algo” yo solo pude susurrar “ si seguro que si”, llegamos a su casa, le abrí la puerta de coche y al bajarse le dije “veo que esta muy cansada” “Sí, ya estoy harta de mi trabajo, subo y bajo gradas todo el día, y el único descanso que tengo es mi hora de almuerzo, y por una estupidez tengo que pasarla con un imbécil”, al decir esto, me desarmó y no pude contener mis lágrimas. Me puse a llorar, y de rodillas le imploré que me perdonara, que no había sido mi intención derramarle ese refresco, ella únicamente vio hacia abajo y se rió sarcásticamente de mi súplica y dijo “Yo no perdono imbécil y menos a una basura miserable y sin dignidad como tu”, al oír eso mi sensación de inferioridad hacia ella se volvió incontrolable y empecé a suplicarle con más devoción, luego recibí una bofetada y una patada y ella dijo: “ya basta imbécil que me estas llenando de lágrimas los zapatos” “señorita es que me siento tan mal por haberla incomodado” dije suspirando luego de mi llanto, “haría cualquier cosa por Ud., besaría sus pies, limpiaría su calzado con mi lengua, sería su sirviente, su esclavo, su retrete su fuera necesario, con tal de enmendar mi error” luego de terminar de decirle esto ella respondió “ el servirme, y venerarme no es algo que se haga para enmendar un error, es un privilegio divino que un esclavo debe de ganarse y dudo mucho que tu seas capaz de merecer aunque sea la oportunidad de aspirar a ello” al oirla hablar así me volví loco –ella era una Dominante-, me excité y yo que permanecía arrodillado frente a ella le dije: “señorita me tiene a su disposición para lo que Ud. Quiera”

Se quedó pesando por un rato y luego dijo “haré una prueba, para comenzar cuando te dirijas a mi me llamaras Divina Diosa, y tu trato hacia mi deberá ser perfecto, deberás obedecerme en todo, venerarme como la Diosa que soy y vivir agradecido por dejarte ser aspirante a mi esclavo, quiero que entiendas que tu vida no vale nada, tu único propósito es tu Diosa, TU Divina Diosa!!!!!!! , eres un objeto, una basura, un animal servil que tiene el privilegio de humillarse ante mi.” “ESTA CLARO!!!!!!!!” “Si Divina Diosa” dije sin aliento y me incliné poniendo mi manos y cabeza sobre el asfalto frente a mi Divina Diosa, en señal de reverencia y ella dijo: “así te quiero siempre de rodillas, debajo de mi y dispuesto a todo” “Sígueme!!”, entró a su casa y yo detrás de ella gateando sobre mis manos y rodillas me detuve y exclamé: “Divina Diosa su esclavo solicita permiso para entrar en su casa” ella se dio la vuelta y dijo “bien que bueno que no te hallas tomado la libertad de entrar nada más, pero debes de suplicar”, entonces me acerqué y comencé a lamer sus zapatos con devoción en señal de súplica y luego de un rato ella me dijo “entra y sígueme; ah y sienteté dichoso por este privilegio” “ si Gracias Divina Diosa” arrodillado la seguí hasta lo que supuse era su habitación y se sentó en su cama mientras yo la observaba arrodillado “estoy retrasada, no creo que llegue a tiempo a mi trabajo, mejor pediré un permiso”

Tras comunicar su ausencia al trabajo, me ordenó poner mi cabeza y manos sobre el suelo y que le prestara atención, “a partir de hoy estarás aquí en la puerta de mi casa arrodillado y desnudo todos los días a partir de las cuatro de la tarde y te retiraras a las nueve de la noche, cuando estés aquí no tendrás nombre, ni familia, ni dignidad, te llamaras “ESTUPIDO”, y todo el tiempo me adorarás, cuando yo te ordene algo lo harás en el instante, cuando suenen mis dedos vendrás a mi presencia en tres segundos por cada retraso te patearé y castigaré, el tiempo que no estés sirviéndome ni cumpliendo órdenes lo pasaras venerándome, lamiendo mis pies, mis zapatos, besando mi trasero -eso me gusta-, y deberás besar el suelo que yo pise”, “otra cosa prepararás mi baño a las ocho todos los días y cuidarás de mis pies que siempre están cansados y durante el tiempo que no estés en esta casa llevarás una foto mía, te pondrás de rodillas sin importar donde estés y me venerarás cinco minutos por cada hora que pase, comprarás un teléfono móvil y lo mantendrás encendido todo el tiempo, el número solo lo sabré yo y deberás estar a mi disposición siempre, SIEMMMPRE!!!!!!!!” yo empecé a besar sus pies y dije” “ si Divina Diosa, gracias, gracias por dejarme servirla y venerarla, no la defraudaré, preferiría perder la vida que ocasionarle un disgusto” “así lo espero ESTUPIDO, así lo espero”.

Desde entonces mi vida ha cambiado, paso cinco horas al día venerando a mi Divina Diosa, ella por cierto por suplica mía dejó su trabajo y aceptó recibir una suma de mi parte, equivalente al doble de lo que era su salario, como señal de mi profundo agradecimiento y ahora pasa más tiempo divirtiéndose con su novio ocasional y descansando en su nueva casa que luego de muchas súplicas acepto recibir de mi parte. Y yo únicamente me siento afortunado de poder servirla y venerarla y estaría dispuesto a dar mi vida solo por divertirla o evitarle una incomodidad.





Divina Sara, este es un relato que salio de mi inmaginaciòn, como ud. Ya sabe estoy solo y desesperado por lo que le imploro de rodillas su divina ayuda. Atentamente, su màs fiel perro esclavo. (a sus pies).

EL TRONO DE LA REINA (FACESITTING) - EXTRAÍDO DE LA RED









































































































































































































































































































































































































































































































El trono de la reina (facesitting) es, en el abanico de las artes sadomasoquistas, el uso de la cara, boca, nariz y lengua masculina, como un sustituto a las relaciones con penetración y la masturbación, por la mujer dominante.


Esta práctica, sitúa al hombre en la más servil posición, bajo las nalgas y entrepierna de la mujer. Ella se sienta en su cara, o atrapa su cabeza entre sus muslos. Todo el evento está dedicado al placer de ella y sus orgasmos, y el tiempo que sea necesario. El placer o dolor del hombre, su satisfacción o frustración, deseos o temores serán de poca importancia, por no decir ninguna. El clítoris, la vulva, los labios y la vagina de la mujer reclaman su “servicio”.


Esta apasionante, y deliciosa practica sexual tiene una ancestral y tradicional historia. Las damas de las dependencias medievales a menudo tenían pajes cuyo deber sería proporcionarlas “servicio” con su boca, labios y lengua bajo sus faldas mientras sus maridos estaban ausentes, permaneciendo así técnicamente fieles, puesto que solo se consideraban como infidelidades las relaciones con penetración. Más de un joven tuvo su primera experiencia sexual con la cabeza bajo el trasero de su señora, la cual cabalgaba vigorosamente la cara de su siervo. Muchas jóvenes, todavía vírgenes, disfrutaban sus orgasmos en las bocas de algunos de sus siervos masculinos, como su más temprana experiencia sexual. En las antiguas cortes chinas, se designaba un esclavo masculino bien entrenado, de larga lengua, para ser usado por las féminas de la realeza y las damas de la corte. Estas hacían uso de su esclavo con tanta naturalidad, como si de ir al servicio se tratase. El esclavo era convocado, follado en su cara, y una vez cumplía su cometido se le ordenaba marcharse. En el antiguo Japón, los prostíbulos solían incluir víctimas masculinas para tal uso por las chicas y mujeres clientas.


El servicio sexual con la boca y lengua a los genitales femeninos es el “cunnilingus” o “cunnilinctus”, del latín lamer-chupar coño. El trono de la reina o facesitting, en la terminología anglosajona, sitúa a la mujer encima de la cara masculina, usándola de forma cruel, despiadada y egoísta para su propio placer. La mujer ordena, el hombre obedece. Tener al esclavo masculino erecto, frustrado e insatisfecho supone un añadido para los placeres sádicos disfrutados por la mujer. En la antigua Persia, se construyeron ingeniosamente unas sillas de tal forma que la cara del hombre reemplazaba al centro del asiento. Así, las damas podrían remangarse sus faldas, sentarse, cubrir el “escenario” con dichas faldas, y con suaves movimientos disfrutar de delicados y privados orgasmos incluso cuando había otra gente presente. Viejos graffitis indios de corte pornográfico reflejaban escenas como esas, con mujeres en bata, obviamente en éxtasis, montando una cara masculina al tiempo que miraban su gran erección.


En tiempos más recientes, en occidente, muchas señoras y niñeras enseñaban a los chicos que tenían bajo su autoridad como satisfacer su entrepierna con la lengua. Muchos de estos chicos, asustados y acobardados conocieron íntimamente las partes bajas de la señora y sintieron la presión de sus muslos alrededor de sus cabezas. Encubierto como un castigo y habitualmente seguido, o precedido de una buena azotaina, el trono de la reina tomaba lugar en condiciones de disciplina y severidad. La orden brusca, dada de forma altiva e inflexible por la señora, era seguida del levantamiento de esas faldas voluminosas, negras, y el descenso de sus fuertes, cálidas y húmedas nalgas sobre la cara del jovenzuelo. Qué Dios le librase si la señora no orgasmeaba de forma satisfactoria, ya que en ese caso vendría una severa azotaina con la vara o una fusta.


Inclusive, en las dependencias de la servidumbre, el siervo más joven habitualmente acaba con su cabeza atrapada bajo las faldas de las criadas de la casa. La crueldad también parece haber tomado parte de esta practica del trono de la reina en viejos tiempos.


El Trono de la Reina requiere por definición, a una mujer dominante y exigente, y a un hombre obediente y sumiso. La mujer debe preocuparse sólo de su placer y satisfacción personal. La boca, labios, nariz y lengua masculinas no son más que puras herramientas destinadas a estimular su clítoris, labios, vulva y entrada vaginal. El hombre ha de ser convenientemente adiestrado, incluso con dolorosos castigos si fuese necesario, en el uso apropiado de sus elementos faciales. Ella debe alcanzar el máximo deleite y satisfacción orgásmica sin preocuparse para nada de su víctima, ni de su incomodidad, angustia o humillación. El no es nada más que un juguete sexual, sin mayor importancia que sus tampones, su retrete, su dildo, su pañuelo, su papel higiénico o sus píldoras (siendo muchos de estos objetos desechables, de usar y tirar).


La elección sobre el tipo de esclavo es cosa suya. Ella puede desear tener a un hombrecillo penoso y débil bajo su trasero. Ella quizá pueda encontrar más deleite en subyugar a un forzudo macho. Ella puede tener, tal vez, un marido al que humillar, degradar y montar. La mujer puede desarrollar sus talentos en su época estudiantil, junto con sus compañeras y amigas, llevándose al tonto de la clase al servicio de las chicas para irle “haciendo la reina” por turnos. También puede obtener experiencia dominando a su hermano menor, montando en su cara egoístamente y sin piedad mientras sus padres estén fuera de casa.


A algunas mujeres les gusta insertar una mordaza-dildo en la boca de su esclavo, es decir, un doble dildo (con un dildo hacia dentro de la boca del esclavo para amordazarle, y otro dildo algo más grande hacia fuera, que sobresalga de la boca de la víctima, que será el que la mujer inserte en su vagina a modo de consolador). Esto proporciona placenteros orgasmos vaginales, pero impide a la víctima masculina succionar y lamer el sexo de su ama. Otras mujeres vendan a sus esclavos, eliminando así cualquier posible placer visual que ellos pudieran obtener. Algunas otras damas, las más crueles, inevitablemente orinan en su cara tras haber llegado al orgasmo. Otras disfrutan exigiéndole “trabajo” oral justo después de consumar adulterio satisfactoriamente con un amante, haciendo sentir así a la víctima más humillada. Muchas talentosas damas “troneras” humillan, ridiculizan, tormentan y degradan a sus víctimas antes y después de este forzado cunnilingus.


Es esencial que el esclavo masculino conozca a la perfección aquellas partes del cuerpo de la mujer que requieren el servicio y estimulación de su lengua, labios y/o nariz. Que la dama se coloque de rodillas, a horcajadas sobre su cara, con los ojos del siervo muy, muy cerca de su coño, es un placentero tormento. Así, él será capaz de observar cada parte de los atributos sexuales de su mujer. Ella usará sus dedos para abrir sus labios vaginales para facilitar el aprendizaje de su esclavo. El deberá también examinar su ano, con máximo respeto, en caso que ella decida tener su nariz insertada en él. Ella debe enseñarle la forma de besarla, lamerla y succionarla de modo sexual, con particular atención para su clítoris. Él deberá succionar y tragar los fluidos de su chica. Y para añadir una excitación especial a su placer, la dama hará a su esclavo sentir temor de ella (el uso de un látigo o una fusta puede ayudar). Él deberá temerla. Él ha de adorarla. Él ha de darle respeto, y reconocer su superioridad. Él deberá adorar sus genitales. Ella es su diosa, su destino. La vida de él es, sin duda alguna, menos importante que un sólo orgasmo que disfrute ella.


Montar la cara del hombre requiere cuidadosa y habilidosa experiencia, tanta como la necesaria para montar un caballo. Los movimientos de las caderas, y los de las nalgas son la clave del éxito. El emplazamiento cuidadoso de la vagina en la boca o nariz es, desde luego, esencial, y podría requerir algunos movimientos de ajuste hasta que las partes masculinas que darán servicio queden posicionadas adecuadamente. Puede ser que la dama desee tener su nariz ligeramente insertada en el ano mientras su boca estimula su gruta. Ella, naturalmente, será tan tosca, ruda y salvaje como le plazca cuando este llegando al orgasmo. En ese momento, a ella no deberá preocuparle lo más mínimo, si el se sofoca o asfixia. Después de su satisfacción, ella podrá relajarse, todavía sentada en su cara, y disfrutar de una copa de vino. Cuando ella se levante de él, desmontándolo, lo ignorará y le ordenará retirarse con aspereza, mandándole a continuar con sus tareas domésticas, todo esto acompañado de algún que otro insulto vejatorio. O incluso, ¡Quizá ella se lo preste a sus amigas!


¡¡ Diviértanse, damas!!