jueves, mayo 03, 2007

MI VIAJE A PARIS

Acabo de llegar con mi pareja de un estupéndico viaje a París. Y aunque la ciudad me pareció un poco más descuidada y sucia desde la última vez que la pisé allá por el año 88, todavía conserva ese encanto especial, y esa sensibilidad y romanticismo que pocas grandes urbes pueden hoy todavía desprender.
Dejando aparte el dolor de piernas fruto de los grandes pateos que nos dimos para aprovechar el tiempo, he de decir que pasé unos maravillosos días con mi actual pareja. A pesar del cansancio nunca perdimos la sincronía, y esa cosa difícil de conseguir que es velar tanto ella como yo para que la otra disfrutase a tope de la experiencia del viaje.
Amén de la sensación de ese grato recuerdo que me dejará siempre este viaje, nos trajimos un souvenir que extrañamente lo vendían en algunas tiendas típicas de souvenirs de la rue Rivoli. Vi el objeto en cuestión, junto con otros del mismo tema, y me quedé prendado. A pesar de la presencia de mi pareja y de los demás clientes y dependientes, yo no me corté en acercarme y admirar las figuras, en especial una. Y teniendo en cuenta que aunque la figura no era de Lladró, me pareció barata su coste a pesar de que París es carisísimo. Costaba 18 euros. Ella, que me observaba, se acercó a mí y me dijo: si te apetece y te gusta la compramos. Pues así fue. La compramos juntos, y creo que para sorpresa de la dependienta (supongo que estará acostumbrada a que esos objetos los compren sólo hombres que acuden solos a las tiendas).
La figura es de una dómina ataviada en conjunto de cuero negro, botas altas y medias de redecilla, con un pequeño látigo de siete puntas en mano, y sentada a lomos de un hombre que, a cuatro patas, va todo cubierto de látex, con la salvedad de que sus manos-patas delanteras van dentro de unos zapatos rojos de tacón alto y fino que se suponen que también son de la dominatrix. Vamos, todo un ejemplo de dominación femenina sobre el macho.
Y la hemos colocado en casa de ella. En principio, la quitaremos cuando venga mi hija. Y ante las demás visitas el futuro dirá.
Me alegro por mí en el sentido de que cada vez me cuesta menos admitir mis gustos sexuales, ya sea delante de mi pareja o de gente que no conozco. Seguramente no será tan fácil ante personas que me son más allegadas. Pero creo que todo se andará.
Y me alegro por ella en el sentido de que poco a poco va aceptando de una manera muy natural estas fantasías mías, aunque, por de pronto, no las practiquemos juntos. Y esto es tanto por mí como por ella. Pero eso es un tema que debo reflexionar poco a poco, y creo que nuestro recorrido como pareja estable nos irá marcando las pautas de una manera natural y sosegada. Sin presiones.
Espero pueda verse este video de youtube que tanto me gusta. la dómina está para morirse. Es corto; pero ya diche el dicho: lo bueno, si breve, dos veces bueno (claro, te deja con las ganas).

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