martes, octubre 03, 2006

ME ENCANTA EL INVIERNO




Después de mucho darle vueltas a la cabeza sobre el porqué me gusta tanto el invierno, he llegado a la conclusión de que existen dos motivos importantes para que piense de esa manera:

El primero, y más importante, es que odio el calor; y más ese calor sofocante acompañado de calima que tantas veces sufrimos en Canarias. Para mí, el verano también conlleva algunas cosas positivas: días radiantes, más horas de luz solar, playa, vacaciones, etc. Me encanta ver (eso sí, con disimulo si voy acompañado), a aquellas chicas cuyo físico me gusta y que llevan puesto bikinis de aspecto agresivo (imitación de pieles de tigre, leopardo, o esas de lycra negra que parecen de látex). La pena es que me gusta la zona nudista, y la verdad es que no se ven muchos bañadores o bikinis por allí). De cualquier manera, me encanta y me excita ver, sean en playa o piscina, esas escenas de chicas montadas a hombros de muchachos, bien riendo o luchando en parejas de amazonas. He de reconocer que cuando las veo, mi excitación es tal, que debo tenderme boca abajo para ocultar posibles y probables protuberancias de mis partes pudendas.
También me gustan esas luchas playeras cuando las jóvenes se sientan sobre el pecho de los chicos intentando inmovilizarlos. Si ellos supieran lo que desearía yo estar debajo de esas chicas, sintiendo su peso y poder sobre mí.
Pero, como dije al principio, me encanta el invierno. El invierno es la estación de las botas y las medias negras. Es curioso como en la estación más fría, las mujeres se visten con las faldas más cortas y otras prendas sugerentes. Esas faldas de cuero cortas, acompañadas por medias negras (a saber si llevan ligueros: sería el colmo) y botas o zapatos de tacón alto y fino. Es el paraíso. Sobre todo cuando llevan botas (¿ se nota que soy un fetichista de las botas?). Me encanta verlas con botas. Me gustan todas, pero sobre todo las negras con tacón fino y alto, bien sean de media caña, tipo botín o sobre todo las que cubren las rodillas tipo mosquetero. Esas son lasa que más me gustan y excitan, pero aquí en canarias se llevan muy poco. El frío no da para tanto.
Cuando veo alguna mujer cuyo físico me guste y lleva ese tipo de atuendos, mi mente echa a correr y se la imagina por la calle así vestida tirando de una correa a cuyo extremo voy yo a cuatro patas. También me imagino llegando a casa con ella, y al llegar ordenarme arrodillarme ante ella para que le bese sus botas, lama sus suelas y posteriormente le de un buen masaje de pies con sus medias negras puestas.
Joder, como me estoy poniendo. Eso es la mente humana: capaz de generar las fantasías más apetitosas, pero que al mismo tiempo produce las frustraciones más horrorosas. La mente te premia con las fantasías y los sueños más deseables, pero te penaliza con la frustración de que son sólo eso: sueños.
Creo que he pasado una gran parte de mi vida soñando con escenas variadas sobre la sumisión. Y la frustración de no llevarlas a la práctica, también me ha acompañado en esa misma vida. A mis dentro de poco 45 años, quizá no va llegando ya el momento de llevar alguna fantasía a la práctica?

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