HISTORIA DE UN SUMISO CORNUDO

Cornudo desde siempre Empecé a ser cornudo desde que me case. Me llamo Quique tengo 45 años y estoy casado hace cerca de 20 años, mi mujer Carmen tiene 42 y la verdad es que los lleva muy bien. Empecé a ser cornudo desde que me case. La primera vez que me lo dijo sentí una sensación terrible pero a la vez note como se me ponía dura la polla y me subía un cosquilleo por el estomago.

Siempre sale un día a la semana a follar con otro, en este momento tiene 2 ó 3 amantes, pero de ellos hay uno con el que disfruta mucho más, de hecho no regresa en uno o dos días, llegando totalmente saciada y destrozada. Nuestra relación es muy particular, yo soy masoca perdido (deseo como nadie lamer botas y sentirme humillado por una mujer) pero a mi mujer no le va ese rollo. De esta manera, hace años, llegamos aun acuerdo, ella sale a follar con quien quiere y cuando quiere y a cambio de eso, yo no pudo follarla, no puedo tocarla, solo si ella accede, pero me permite lamer sus botas y su coño siempre que regresa de follar. Os contaré la última salida suya.

El domingo pasado, quedó con uno de sus amantes y ya por la tarde me dijo que se iría por la noche (suele salir a las 22, viene a recogerla él). Así, acostamos a nuestros hijos y a continuación ella se ducho y se rasuro el coñito (lo lleva siempre sin pelitos) a continuación eligió la ropa que iba a ponerse. Una camiseta que le marca las tetas y un sujetador negro que se veía a través de la camiseta semitransparente, un pantalón vaquero a la cadera y unas botas maravillosas negras con puntita y tacón muy fino. Debajo llevaba unas braguitas negras a juego con el sujetador. Luego se pinto los labios y me hizo ayudarla a vestirse, yo ya estaba totalmente empalmado. Mientras terminaba de retocarse yo me tiré al suelo a sus pies y metí la cabeza entre sus piernas, dejando mis labios sobre su bota. Así, hasta que le llamó su amante y salió a la calle.

Hasta que regresó, estuve navegando por internet, poniéndome más caliente. Ella llegó a las 5 de la madrugada. Nada más entrar, tengo que prepararle algo para comer pues llega hambrienta. Se tumba en el sillón y me cuenta lo que ha hecho esa noche, como se la han follado, si se la ha comido y lo sabrosa que estaba, lo cansada que está y como se la voy a tener que lamer para limpiársela, pues no ha tenido tiempo de lavarse. Yo, en ese momento ya no puedo más, y estoy frotándome contra su bota. Ella lo sabe y me deja unos minutos que disfrute, pero de vez en cuando noto como se clava su tacón en mi polla. Me dice: Le he comido la polla casi hasta correrse, pero no le he dejado, quería reservar la primera corrida para mi coño y tenerlo bien lleno al llegar a casa. Por cierto, ¿ves las manchitas en el empeine de mi bota?, son de leche, pues la segunda corrida a sido con una mamada, y claro, no ha podido resistir y parte de la leche con la que me ha regado la cara ha caído sobre mi bota. Así, que ya sabes lo que has de hacer ahora mismo, límpiamela y déjala reluciente. Yo sintiendo una mezcla de asquillo y enorme placer, paso la lengua por todo el empeine y noto el sabor agridulce de las manchas todavía húmedas. En ese momento siento un enorme placer y mi polla empieza destilar un hilillo de semen. El saber del semen mezclado con el cuero de sus botas es maravilloso. Me ha follado con su polla grande y dura, más grande que la tuya y se lo he dicho, que su polla es mucho más grande y bonita que la tuya, que tu no me follas por que no te dejo y que necesito que me follen tíos de verdad.

Ella me dice siempre que me de prisa, que está muy cansada y quiere ir a dormir. Que yo no tengo derecho a disfrutar de su cuerpo y si no me doy prisa me tendré que correr solo con una bota, en el cuarto de baño. Entonces se quita el pantalón y me coge del pelo llevando mi cara hasta su coño (cubierto por las bragas negras). Carnudo, lame el coño de tu ama y no dejes ni rastro del semen que han dejado mis amantes. Tu solo sirves para lamer mi coño y lustrar mis botas. Con ellos, tengo y disfruto del sexo, pero contigo solo quiero verte a mis pies humillado y arrastrándote para que te pise tu polla y puedas correrte (ella solo me deja correrme cuando sale o si tiene ganas de pisarme ). Noto el olor y el sabor extraño de su coño, sus jugos se mezclan con el semen de su amante y yo lamo, al principio me cuesta un poco, pero pronto empiezo a lamer con ansias, deseando meter mi lengua hasta lo más profundo de su coño. Ella lo nota y me aprieta la cara contra su coño, cogiéndome entre sus piernas y clavando sus tacones en mi espalda. En esa postura llega al orgasmo, con mi boca fusionada a su coño, ya limpio de semen, pues todos sus jugos incluidos el semen de su amante están en mi boca y toda mi cara.

Yo he estado de rodillas todo el rato así que mi polla sigue estando dura y a punto de explotar. Entonces ella me dice: déjame descansar, no tengo ganas de seguir con tu cara en mi culo. Tírate al suelo y frótate con el suelo hasta que te corras, puedes lamer mi bota.... mejor la suela de mis botas, no mereces otra cosa cornudo. Un día voy a trae un amante para que veas como me folla y al terminar nos lamerás a los dos, a mi el coño y a el la polla, incluso tendrás que masturbarte y correrte mientras se la chupas y yo te meto el tacón de mi bota en el culo, cerdo cornudo. Ese es el momento más maravilloso de mi vida en los últimos años, restregarme contra el suelo hasta que me corro con mi lengua lamiendo la suela de sus botas. Me gustaría conocer alguien que este en mi misma situación o alguna mujer que me entienda pues mi mujer me insiste en que busque una amante y la deje en paz.

Autor: quiquesmt